El pasado 17 de enero, un atentado del Ejército de Liberación Nacional (ELN) en la Escuela de Policía General Santander en Bogotá, resultó en 21 muertos y más de 70 heridos. Más allá del número de víctimas, el ataque se destaca por ser una acción sin precedentes contra una instalación bien protegida en el corazón de la capital colombiana. Ante este ataque el gobierno dió fin definitivo a las vacilantes negociaciones de paz entre el ELN y el gobierno colombiano que se habían estancado en Cuba.
El Ataque
Las primeras noticias y las rápidas investigaciones adjudicaban al ELN el suceso, tanto como autores intelectuales como materiales del hecho. En una declaración en su sitio web oficial, el ELN declaró que la acción fue un acto legítimo de guerra y una respuesta a los ataques del gobierno a los campamentos del movimiento durante un alto el fuego unilateral declarado por el movimiento durante diez días en Navidad. Así mismo, desde Cuba, donde desde hace ocho meses está acogida la delegación de la guerrilla para adelantar la congelada negociación, Pablo Beltrán, miembro del COCE, Comité Central de esta guerrilla y vocero de la insurgencia en la Mesa de Negociación, en un video ampliamente difundido, asegura que los miembros de la Mesa de Negociación no tuvieron injerencia alguna en el ataque porque el compromiso adquirido con Cuba era no participar en ninguna acción mientras estuviesen en ese país, sin embargo, considera que es válido para la guerrilla responder a las acciones del gobierno Duque.
Quien es el ELN?
El ELN, es una guerrilla de orientación marxista leninista, nacida en los años 60 en medio de la guerra fría y el calor de la Revolución Cubana. La primera de sus acciones el 7 de enero de 1965, dejo conocer su ideario político. Sus fundadores, de orientación inicialmente liberal, habían regresado de un curso de formación en Cuba donde habían vivido los resultados iniciales de la revolución cubana. Su convocatoria encontró eco en algunas estructuras campesinas y tal vez más en el movimiento estudiantil universitario, ávidos de cambios estructurales. En diferentes épocas, desde los años 90, el ELN con el apoyo de países como México, Alemania, Venezuela, Ecuador, Cuba y Noruega han adelantado conversaciones de paz, sin que desafortunadamente estas se hubiesen concretado en la firma de un acuerdo. El proceso actual era tal vez una oportunidad única para lograr una salida negociada, sin embargo, los hechos recientes amenazan con regresar al punto de partida.
En la actualidad el ELN tiene presencia en muchas zonas del país, sobre todo en la región Pacifico de Chocó y en la zona oriental de Arauca a lo largo de la frontera con Venezuela Se estima que el ELN tiene 2000 guerrilleros y una cantidad significativamente mayor de milicianos. Su accionar compromete atentados a la estructura petrolera y eléctrica en diferentes sitios del país, e indudablemente, tanto como otros grupos armados, ha copado escenarios dejados por las FARC como resultado del acuerdo de paz que esta organización guerrillera firmó hace ya un poco más de dos años. Sin embargo, tanto su accionar como su cobertura actualmente no tienen el mismo impacto que tuvieron en épocas anteriores.
El colapso de las negociaciones de paz
El proceso de paz del ELN se inició con el gobierno del expresidente Santos en febrero de 2017, teniendo como sede al Ecuador. Sin embargo, en abril de 2018 Ecuador decidió retirarse como pais garante y en consecuencia las conversaciones se trasladaron a Cuba. Las negociaciones, siguiendo el modelo de las negociaciones de las FARC con el ex presidente Santos, han sido todo un reto debido al enfoque del actual Presidente Duque, quien desde su posesión como presidente exigió el 7 de agosto de 2018 al ELN, como condición para iniciar dialogos, liberar todos los secuestrados y suspender todas las acciones. Adicionalmente congeló las conversaciones ya que no nombró un equipo negociador y dio el orden de atacar los emplazamientos de la guerrilla pese al cese al fuego decretado por el ELN entre el 23 de diciembre y el 3 de enero. En respuesta, la guerrilla suspendió la tregua y reinició acciones, resultando en el atentado contra la escuela de la policia General Francisco de Paula Santander . La rápida reacción del gobierno y del presidente Duque fue la suspensión de la mesa y la solicitud al gobierno de Cuba de detener y extraditar los diez miembros de la mesa de negociación desconociendo los protocolos que se habían definido para cubrir la permanencia y el retorno de los negociadores en una situación como la actual, aduciendo que estos protocolos responden a una medida de gobierno, (el gobierno de Santos), no de Estado, y en consecuencia no tienen carácter de obligatorio cumplimiento. Esta solicitud ha generado tensiones con la comunidad de garantes, Cuba y Noruega.
Perspectiva más amplia para Colombia
Según un recién análisis del experto en movimientos insurgentes de Colombia, Dario Villamizar, en una entrevista con Radio Publica del Ecuador, la ausencia de un acuerdo bilateral de cese de fuego conduce a una mayor confrontación, por lo cual es presumible que Colombia este en el umbral de un escalamiento del conflicto. Los efectos del retorno a la guerra son imprevisibles en todos los escenarios de la vida del país, retrasando una vez más la posibilidad de una paz estable y duradera como lo menciona el acuerdo con las FARC.
La visión de que es o debiera ser la paz obviamente no es la misma para todos los actores, por lo cual se advierte situaciones y posiciones difíciles de conciliar:
- El resurgimiento de la violencia política y el ensañamiento en la eliminación de líderes sociales. Al respecto, el documento de Indepaz, da idea de las cifras, en tanto que la columna del escritor Juan Cárdenas, quien titula su columna como: Economía de exterminio, y la presenta diciendo: quienes ordenan los asesinatos de líderes sociales en Colombia buscan destruir las ideas, el conocimiento y el futuro de las comunidades.
- Una sociedad cada día más polarizada y politizada, comprometida e interesada en contribuir a cambiar de manera definitiva la forma de construir la paz y el país. Eso se manifestó en las últimas elecciones que mostraron un avance importante no solo en la reducción de la abstención, sino también una participación muy similar: la derecha militarista con Iván Duque obtuvo el 53,98% de los votos frente al 41,81% logrado por Gustavo Petro de la izquierda tendiente a negociaciones. A esto se suman las multitudinarias marchas estudiantiles, las manifestaciones contra la corrupción: incluyendo una consulta popular en Agosto 2018, y el seguimiento diario de diferentes estamentos al escándalo de Odebrech y la solicitud de renuncia al fiscal general.
- La guerrilla del ELN, cuyo ideario conserva la propuesta de toma del poder y su posición en la negociación considera como puntos relevantes la participación de la sociedad civil en las negociaciones, la defensa de los recursos naturales, (pese al daño ambiental causado por la voladura de oleoductos y torres de energía), la incidencia en temas relevantes a nivel económico y político y atención a víctimas. Sin embargo, tal vez la falta de contacto de esta guerrilla con el pulso de la sociedad lo lleva a producir el desproporcionado ataque a la escuela, haciendo trizas el incipiente proceso, o tal vez como lo sugieren algunos, esta acción puede mostrar fisuras internas en el ELN: un sector proclive a la guerra y un sector esperanzado en negociaciones con resultados.
- La posición del gobierno que desconociendo la historia y negándose a aceptar una apertura a la negociación, en el entendido que negociar es aceptar escuchar al otro, acordando en las conversaciones algunos elementos de transformaciones relevantes y de interés para las partes, considera que puede y debe ganar la guerra e imponer la paz por el triunfo de la vía militar. Esto, en el caso del ELN se manifiesta en un primer momento en la congelación de los diálogos, los ataques a los campamentos de la guerrilla aún en tiempos de cese unilateral al fuego, y la reacción emocional ante el indebido ataque a la escuela de policía general Santander.
Sin embargo, y una vez más coincidimos con el analista Dario Villamizar, todos los conflictos terminan en la mesa de negociación. En este proceso la sociedad civil juega un papel importante y su movilización puede contribuir a presionar a los actores para que se retomen las conversaciones. El cese bilateral del fuego es una necesidad para rehacer y establecer la confianza. El rol de la comunidad internacional también es fundamental para distensionar el ambiente político y bajar el tono guerrerista de todos los discursos. Mas allá de todo protagonismo y ánimo de vindicación, las negociaciones producen mejores resultados que la guerra. Lamentablemente, una vez más la ruptura de este proceso significa el fin de la paz y lleva Colombia a días de guerra. Fue corta la paz.
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